Por la negligencia dirigencial y por la solidaridad que mostraron los protagonistas, el fútbol argentino tardó en reanudarse. Pero esa desorganización en el ámbito local expuso evidentes secuelas a nivel internacional, considerando que los equipos de nuestro país llegaron con poco rodaje al debut de la Copa Libertadores. Esa ventaja, en un torneo de tanta paridad y exigencia, fue letal, ya que ninguno pudo imponerse en su presentación. Y Estudiantes no fue la excepción, teniendo en cuenta que disputó un trámite poco alentador y perdió (2-1) ante Botafogo, en condición de visitante.

En los certámenes internacionales, el local acostumbra a imponer condiciones en los primeros minutos del trámite. En esta ocasión, el Pincha no sufrió una ráfaga de fútbol por parte del rival, pero sí cedió espacio y protagonismo ante un conjunto que no encontraba la fórmula para abrir la cuenta. De todas maneras, el conjunto de Río de Janeiro se las ingenió para protagonizar la primera emoción de la noche a través de un gol de otro partido, en donde Bruno asistió de tijera y Roger conectó de chilena para superar la resistencia del atónito Andújar.

En el complemento, debido al resultado adverso, los dirigidos por Vivas expusieron mayor ambición para buscar el empate, objetivo que consiguieron a los 16 minutos. En ese instante, Otero se disfrazó del ausente Verón para convertir con una gran ejecución de tiro libre. De todas maneras, ese deseo por conseguir un grato resultado no alcanzó para maquillar las falencias en la gestación de juego o para anular los desacoples defensivos, considerando que Botafogo inclinó nuevamente el marcador a su favor: a los 33 minutos, Pimpao convirtió el 2-1 final.

Así, el Pincha dejó atrás un cierre de 2016 muy favorable e inició el 2017 a pura frustración: cayó ante Vélez (por torneo local) y perdió frente a Botafogo por Libertadores, el máximo anhelo del año.