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Dos atacantes suicidas se inmolaron con explosivos en el centro y la periferia de Damasco y dejaron más de 30 muertos, en el sexto aniversario del inicio del conflicto en Siria y cinco días después de otro doble atentado en la capital del devastado país.

En el norte de Siria, además, 14 chicos figuraron entre 21 muertos en bombardeos aéreos contra la ciudad de Idleb y en la localidad de Maarat al Masriyin, en la provincia de Idleb, informó la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

El primero y más letal de los ataques en Damasco, que según el ministro de Justicia, Najem al-Ahmad, dejó 31 muertos, se produjo en el antiguo Palacio de Justicia, en pleno centro de la capital, una ciudad bastante menos afectada por la violencia que arreció en otras partes del país en los últimos seis años.

El atentado fue cometido por un hombre con uniforme militar que portaba una ametralladora y una granada y desobedeció una orden de alto, comenzó a correr y detonó la carga explosiva que llevaba adherida a su cuerpo, según relató el jefe del Departamento de Policía de la capital, teniente general Mohamed Jeir Ismail.

El oficial de la policía agregó que el inmueble, emplazado cerca del famoso mercado de Hamidiye, el bazar del centro damasceno, estaba “abarrotado de civiles inocentes” en ese momento, lo que explica el alto número de víctimas, informó la agencia de noticias EFE.

La televisión estatal siria y la agencia de noticias estatal SANA mostró imágenes del interior del lugar, donde había grandes destrozos y manchas de sangre en el suelo y las paredes. 

El canal estatal habló también de una segunda explosión, por otro suicida que se hizo volar, en la zona de Al Rabwah, en el noroeste de la capital, sobre el valle del Wadi Barada que recientemente fue objeto de duros combates por el control de la provisión de agua a la urbe, cerca de la ruta que une Damasco y Beirut. Ni la TV estatal ni SANA dieron cifras de muertos y heridos en este ataque, pero dijeron que la mayoría de las víctimas eran mujeres y niños.
 
El ministro del Interior, general Mohammad Chaar, dijo que ese atentado tuvo por blanco a civiles que estaban en un restaurante, pero no dio más detalles.

Los atentados llegan en el sexto aniversario del inicio de las manifestaciones de 2011 contra el presidente Bashar Al Assad, que culminaron en el conflicto que desangra al país árabe, que ya dejó más de 320.000 muertos y 12 millones de refugiados y desplazados.

Además, los ataques se producen después de que el sábado pasado decenas de personas murieran en Damasco, la mayoría peregrinos procedentes de Irak, en un atentado cerca de un cementerio que alberga mausoleos de religiosos venerados por esta rama del islam en el centro histórico de la capital.

El ataque del sábado fue reivindicado por Fateh al Sham, filial siria de Al Qaeda, y los medios estatales sirios cifraron en 40 los muertos y en 120 los heridos, aunque activistas informaron de por lo menos 76 fallecidos.

Damasco había experimentado una relativa calma desde el alto el fuego que, con la mediación de Rusia y Turquía, acordaron el pasado 30 de diciembre el gobierno de Al Assad y algunas de las milicias rebeldes que componen el amplio y heterogéneo arco de combatientes.