"García sabía que manejaba alcoholizado y podía matar a una persona”, dijo Rubén Fernández, abogado de la esposa de la víctima, Reinaldo Rodas, que solicitó 15 años de prisión para García por el delito de homicidio simple con dolo eventual, durante la última jornada del juicio oral, cuya sentencia se conocerá la próxima semana.

El abogado que representa a una parte de la querella consideró en su alegato que no se trató de un accidente, sino que “fue un hecho criminoso” y responsabilizó a García por tener “una conducta de indiferencia del resultado de su acción. García tuvo claras intenciones de quitarle la vida a Reinaldo Rodas”, aseguró el letrado.

Tras calificar al acusado como una persona “egocéntrica” de “rasgos psicopáticos”, Fernández sostuvo que el joven sabía que la noche previa al atropellamiento iba a tomar en exceso, por lo que evitó llevar a la fiesta a la que concurrió a su esposa, por entonces embarazada. 

Apenas 3,5 metros separaban a la viuda de Rodas y su hijo Rodrigo, que hoy cumple 18 años, de García en la sala del Tribunal de San Isidro, y durante el receso su abogado tuvo que pedir comida afuera para evitar que su defendido saliera a la calle, donde unas cincuenta personas protestaban mientras esperaban el fin del proceso.

En caso de haber alcanzado la mayoría de edad antes del inicio del juicio, Rodrigo hubiera podido formar parte de una querella distinta a la de su madre, cuyo abogado pidió una probation a cambio de $330.000, con la que Rodrigo dijo no sentirse representado.

"Siento mucha impotencia. Había días que mi papá sacaba comida de su plato para dármela a mí”, expresó el joven. “El chabón no tuvo los huevos (sic) para pedirme perdón, ahora que tenga los huevos para ir a la cárcel”, aseguró.

Norma, hermana de Rodas, declaró a la televisión que García “tiene que estar mínimo quince años en la cárcel. No puede estar suelto”.

El trámite judicial proseguirá con el alegato de una segunda querella que representa a los hermanos de la víctima y el de la defensa de García, que pedirá su absolución por considerar que no pudo probarse que manejaba alcoholizado pero sí que Rodas circulaba por el segundo carril de la Panamericana, donde está prohibida la tracción a sangre, sin utilizar señales refractarias que permitieran verlo a distancia. 

Rodas atravesó el parabrisas del vehículo tras ser atropellado por García y cayó muerto en el asiento del acompañante, tras lo cual el conductor manejó 17 kilómetros con el cuerpo de la víctima al lado, hasta que fue detenido al llegar a la estación de peaje.