Una ciudadana argentina detenida en la cárcel de San Vittore, en Milán, almorzó este sábado con el papa Francisco junto a otros 100 reclusos en la visita de un día que Jorge Bergoglio hace "como sacerdote" a la ciudad del norte italiano.

Se trata de Mónica Méndez, la argentina que compartió con Francisco un menú típico del norte italiano, "risotto, cotoletta y panna cotta", junto a otros 100 reclusos de la cárcel de las afueras de Milán.

Allí, donde el 67% de los detenidos es extranjero según cita el periódico italiano Avvenire, también almorzaron con Francisco una ciudadana chilena y una ecuatoriana.

Antes de la comida, Francisco se encontró con 80 reclusos en el patio de la prisión, donde recibió sus cartas y regalos y entró en algunas celdas, en la primera visita de un Pontífice a la prisión milanesa en funcionamientos desde 1879.

Tras el almuerzo, tuvo un descanso de treinta minutos en la celda normalmente usada por el capellán y luego ofrecerá una misa para 80 mil personas que desde temprano lo aguardaban en el Parque de Monza, a 15 kilómetros del centro milanés.

Antes de visitar la prisión, Jorge Bergoglio recitó el Ángelus en la Plaza del Duomo de la "capital de la moda" ante unos 100 mil fieles, según los primeros cálculos de los organizadores.

"Vengo como sacerdote, al servicio del pueblo", aseguró en su primer encuentro con los fieles milaneses al visitar la "Casa Blanca", un centro de acogida para familias en dificultad de la periferia de la ciudad.

El Pontífice había llegado a la ciudad norteña pasadas las 8 locales (4 de Argentina) para su primera visita desde que fue entronizado el 19 de marzo de 2013.

Tras su regreso a Roma, después de Milán, el Pontífice ya tiene en agenda un viaje a la localidad de Carpi el próximo 2 de abril, donde recordará a las víctimas y sobrevivientes del terremoto de 2012, y una visita a Génova para el 27 de mayo.