Por Matías Resano 

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Mientras se trataba la ley que regula el uso medicinal del cannabis, Adriana Fornaro seguía el debate en el Senado con mucha ansiedad pero, a diferencia de muchas de sus compañeras de lucha, en su vivienda de la localidad bonaerense de Ezeiza, donde cumple una prisión domiciliaria.

La mujer fue acusada por un vecino de cultivar marihuana, impulsando una investigación judicial que no sólo ordenó su arresto sino que también le secuestró las plantas con las que producía el aceite para una nieta del corazón, que sufre de epilepsia, y para ella misma, por una afección que tras el allanamiento se profundizó y agravó su salud.

"Hace siete años que cultivaba y siempre me dijo que él no me iba a causar ningún problema. Pero cuando construí una pared medianera en octubre, me amenazó con denunciarme", relató a "Crónica" Adriana Fornaro, quien desde el 20 de febrero permanece detenida.

Luego de las sucesivas advertencias, quien reside en la propiedad lindera a la de Adriana llevó a cabo la acusación policial el 7 de enero, que impulsó el arresto, en primera instancia en una seccional local y desde el 24 de febrero en su domicilio.

El motivo del calvario de Fornaro radica en el cultivo de plantas de cannabis con las cuales desarrolla el aceite que requiere Delfina, de 3 años, nieta de dos amigos, que acudieron a ella ante la desesperación que les causaba ver sufrir a la niña cinco ataques de epilepsia en forma diaria.

A su vez, la sustancia le permitía a la propia Adriana poder movilizarse sin ninguna dificultad, a pesar de padecer artrosis. Sin embargo, tras el secuestro de su cosecha, "no puedo caminar. No sólo me criminalizan sino que también profundizan mis problemas de salud".

En los próximos diez días hábiles la Cámara de Apelaciones Nº 3 de Lomas de Zamora ratificará o dará marcha atrás con la medida que mantiene encerrada como a una delincuente a Adriana en su casa del barrio Link, de Ezeiza.