A ocho días de dejar la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dispusó eliminar este jueves la política que otorgaba la residencia permanente a los cubanos que pisaran suelo estadounidense, informó la prensa internacional.

Un funcionario de la administración de Obama anticipó que la medida sería oficializada este jueves.
 
La política, conocida como “pies secos, pies mojados”, es una propuesta de cambio a la Ley de Ajuste Cubano (CAA) de 1966, y fue implementada en 1995 durante la presidencia del demócrata Bill Clinton, en medio de un éxodo masivo de balseros cubanos.

La norma establecía que los cubanos que llegaran al territorio estadounidense, incluso los que lo hicieran de manera ilegal, podrían obtener la ciudadanía, trabajar y obtener beneficios monetarios, sociales y médicos luego de un año de residencia.Sin embargo, los cubanos que fueran interceptados en el mar, serían devueltos a la isla.

La eliminación de esta política es uno de los puntos del acuerdo por el cual Estados Unidos y Cuba iniciaron, en diciembre de 2014, un proceso para restablecer las relaciones diplomáticas y pone a los cubanos al mismo nivel que el resto de los inmigrantes latinoamericanos.

A cambio de la eliminación de la medida, Cuba se comprometió a aceptar a los inmigrantes que sean deportados por Estados Unidos, algo a lo que hasta ahora se había negado.

El cambio en esta política se produce solo una semana antes de que Obama ceda el poder el próximo 20 de enero al presidente electo, Donald Trump, quien ha amenazado con poner fin al restablecimiento diplomático iniciado por su colega saliente a no ser que el gobierno cubano firme con él “un acuerdo mejor”.

Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron el 17 de diciembre de 2014 un histórico deshielo para poner fin a medio siglo de enemistad y hostilidades.

Ese restablecimiento de relaciones se materializó con la reapertura el 20 de julio de 2015 de embajadas en Washington y La Habana y con la visita a la isla, en marzo pasado, de Obama, que se convirtió en el primer presidente estadounidense en ejercicio en visitar Cuba en 88 años.