Hasta hace algunas semanas, Mauricio Macri les había confesado a algunos íntimos que había algo que lo preocupaba. Si se imponía en el ballotage y llegaba a la Presidencia estaría atado a los acuerdos con otras fuerzas políticas y a la proliferación de cargos a la hora de formar equipos. Sería la primera vez, decía, que no tendría el control total de su gabinete.

Con el anuncio de ayer, Macri trazó un delgado equilibrio: mezcló técnicos –muchos– con dirigentes de la política e intercaló colaboradores de su máxima confianza con radicales y extrapartidarios en el staff que asumirá el próximo 10 de diciembre. Hasta última hora de ayer, algunos de esos ministros designados por el presidente electo estuvieron reunidos en la sede del Gobierno porteño, en Parque Patricios.Alfonso Prat Gay, Francisco Cabrera, Guillermo Dietrich, Rogelio Frigerio, Juan José Aranguren y Federico Sturzenegger –casi todos los integrantes del equipo económico– analizaron las primeras medidas junto a Marcos Peña, desde el último domingo el funcionario más poderoso detrás del presidente electo. El jefe de Gobierno pasó un rato por la sala de reuniones.

Hasta el domingo, Peña era el funcionario que más influía en el pensamiento de Macri. Ahora, el futuro jefe de Gabinete multiplicó su poder: será el hombre fuerte del gobierno nacional de Cambiemos, una de las principales llaves de acceso al presidente. Junto a Nicolás Caputo, el más íntimo de los amigos del jefe de Gobierno, el que diseñó el equipo que desembarcará en Casa Rosada el 10 de diciembre. Ayer, un funcionario de segunda línea lo esperó en vano durante más de cuatro horas en la antesala del tercer piso del edificio de Parque Patricios.

El sucesor de Aníbal Fernández, que desde hace varias semanas empezó a levantar su perfil mediático, tendrá el manejo de la comunicación y de la publicidad oficial. No sólo la del gobierno central: en los corrillos macristas se presume que la pauta de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires también estará monitoreada por Peña. Lo acompañará Jorge Greco, actual mano derecha comunicacional de Horacio Rodríguez Larreta y futuro secretario de Medios nacional, según se anunciaría hoy. La propuesta de Miguel de Godoy a la AFSCA en reemplazo de Martín Sabbatella hay que enmarcarla dentro del ascenso de Peña.

La sorpresa del anuncio de ayer, más allá de la novedad de Sergio Bergman en Ambiente y Desarrollo Sustentable –un tapado-, fue la designación de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad, un sillón por el que pugnaba Guillermo Montenegro. La diputada, que se enteró de la novedad en las últimas horas, fue secretaria de Asuntos Penitenciarios y conserva buenos vínculos con las fuerzas de seguridad y con un sector de la Inteligencia. ¿Podría ser un fusible en la gestión? Era una de las versiones que circuló ayer en Parque Patricios.

¿Dónde recalará Montenegro? Es la otra inquietud pendiente. "Va a tener un lugar", decía ayer un alto funcionario porteño. La otra inquietud del anuncio de ayer es la pata radical del futuro gabinete. Julio Martínez en Defensa, Oscar Aguad en Comunicaciones, Ricardo Buryaile en Agricultura y José Cano a cargo del Plan Belgrano, el programa de infraestructura para el norte del país. Cuatro despachos con relativa importancia: en los días previos se especulaba con solo dos ministerios. Lo del tucumano no es desdeñable: según lo propuesto por Macri tendrá una caja de 16 mil millones de dólares. La oficina de Cano va en línea con otra de las noticias relevantes de ayer, que es la disolución del Ministerio de Planificación Federal, hoy a cargo de Julio De Vido.

El sucesor de Cristina Kirchner saldó además su deuda con Córdoba, la provincia en la que sacó la mayor diferencia con Daniel Scioli. Designó a Gustavo Santos, que preside la Agencia de Turismo de Córdoba, en la cartera nacional, y aún no se definió si Jorge Lawson, otro delasotista, irá a Trabajo. ¿Hubo presiones de último momento de Hugo Moyano? A media tarde de ayer, un par de horas antes del anuncio, en el documento que circuló en el equipo de comunicación de Macri los casilleros de Trabajo y de Ciencia y Tecnología figuraban como "pendientes". A último momento se acordó la continuidad de Lino Barañao, el único kirchnerista vigente. Es la respuesta más sutil que encontró el presidente electo para contestarle a Scioli, que en las últimas semanas de campaña había asegurado que si ganaba Cambiemos los científicos deberían volver a lavar los platos.

En el equilibrio entre técnicos y políticos, el futuro jefe de Gabinete también reveló uno de los adelantos de Infobae: que estará secundado por Gustavo Lopetegui, CEO de LAN Argentina, además de Mario Quintana, de Farmacity. La de Lopetegui, que será una especie de "controller" de la gestión, es otra muestra del cambio de época promocionado por Macri: una de las principales obsesiones de La Cámpora en su versión aeronáutica al frente de Aerolíneas Argentinas fue la batalla despiadada contra la aerolínea de bandera chilena. A Guillermo Dietrich, futuro ministro de Transporte, le costó varias tardes convencerlo al actual jefe de Gobierno de la conveniencia de una aerolínea de bandera estatal.

Más allá de Jorge Lemus, el responsable de que Macri esté con vida tras extirparle un bigote de plástico con el que casi se ahoga en su fiesta de casamiento –en noviembre del 2010, y de Peña, el actual jefe de Gobierno buscó rodearse de algunos de sus funcionarios de máxima confianza, como Cabrera en Producción, Carolina Stanley en Desarrollo Social, Dietrich en Transporte, Andrés Ibarra en Modernización –ex SOCMA– o Fernando de Andreis –ligado familiarmente- en la Secretaría General. Frigerio, en Interior, es otro de los que tuvo un ascenso meteórico. El presidente del Banco Ciudad rogaba que no le toque el sillón de Hacienda y Finanzas. Hace tiempo que adoptó un perfil mucho más político.

Lemus había empezado a preparar proyectos desde hacía rato y Stanley oscilaba entre la Ciudad o la Nación. Macri no le dio alternativa: le confesó que no le gustaba ninguna de las otras variantes. Pero el rol de Ibarra será imprescindible. Es el funcionario que desde hace semanas estudia el organigrama de la administración central y el que deberá desenredar las múltiples contrataciones que arreciaron en el Estado en los últimos tiempos. Posó la lupa, según el cálculo que realizó, en los 8.800 cargos en vías de concurso de este último año para ocupar la planta permanente de la administración pública. Es parte de las 13.500 vacantes liberadas desde el año pasado que diversas dependencias estatales pidieron concursar. Ibarra será el abanderado de la pelea contra el "aguantadero de La Cámpora", como denunció el presidente electo. Entre las covachas del kirchnerismo sobresale el Banco Nación, una herencia para Carlos Melconián, casi confirmado en el cargo. El economista ya le comunicó la designación a sus íntimos.

En los próximos días, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal serán los encargados de terminar de develar la integración de sus respectivos equipos. En la Ciudad, la obsesión de Rodríguez Larreta pasa por estas horas por la elección de su secretario de Medios, todavía vacante, y de su jefe de Gabinete, que a menos de un cambio de último momento dejará ese sillón para Felipe Miguel, de estrecha relación. En el caso de Vidal, que avanza en las negociaciones con Graciela Fernández Meijide para Derechos Humanos –una sugerencia de su vice electo, Daniel Salvador-, ya se aseguró la protección de Macri con dos de sus funcionarios más cercanos: Federico Suárez y Edgardo Cenzón, que desembarcarán en Comunicación e Infraestructura respectivamente. Una señal contundente de que el mandatario electo hará especial hincapié en el gobierno provincial. "Es que el éxito de María Eugenia será el que marque el éxito de Mauricio", explican desde la cúpula de Cambiemos.

Infobae