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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una nueva versión de su polémico decreto de restricción inmigratoria que suspende la emisión de visas para ciudadanos de seis países de mayoría musulmana y que congela el programa de admisión de refugiados, a fin de reforzar la seguridad nacional.

El decreto, criticado por la oposición demócrata, busca contrarrestar las cuestiones legales que rodearon la orden anterior, de enero, que había entrado en vigor de manera inmediata y que causó caos en aeropuertos, protestas en Estados Unidos y el mundo y que en última instancia fue bloqueada por un fallo judicial. Luego de varias idas y vueltas tras el freno de la Justicia, la Casa Blanca informó que la firma del nuevo decreto ocurrió por la mañana y en privado, y agregó que entrará en vigor a las 0.01 (2.01 de Argentina) del 16 de marzo y sustituirá al polémico veto emitido por Trump al término de su primera semana en el poder.

Al justificar la medida, el gobierno de Trump asegura que las restricciones son necesarias para combatir el islamismo radical y evitar atentados.

A diferencia del decreto original, la firma fue en privado y Trump no apareció en público, dejando todo el protagonismo a los miembros de su gabinete que explicaron la medida ante la prensa.

La directiva modificada es de alcance más limitado y especifica que la prohibición de entrada a Estados Unidos por 90 días para los ciudadanos de Sudán, Siria, Irán, Libia, Somalia y Yemen no se aplica a aquellos que ya hayan tramitado y obtenido una visa, dijo el vocero de la Casa Blanca, Michael Short.

Ese punto no quedó claro en el anterior decreto y se produjeron grandes trastornos en los aeropuertos de todo el mundo, pues ciudadanos con visados válidos no pudieron viajar a Estados Unidos.

A diferencia del decreto original, Trump decidió excluir a los nacionales de Irak de la suspensión de emisión de visados debido a que el Ejecutivo iraquí se ha comprometido a colaborar en la investigación de sus ciudadanos, según explicó el vocero.

Irak se comprometió a mejorar los estándares de documentación con los que viajan sus ciudadanos a Estados Unidos y a ejecutar en el "tiempo oportuno" los procesos de repatriación de sus nacionales con órdenes de deportación en Estados Unidos, agregó.

Además, el nuevo decreto suspende la entrada a Estados Unidos, durante 120 días, de los refugiados de todo el mundo, con el fin de reforzar los procedimientos de seguridad y asegurarse de que las personas que piden asilo no suponen una amenaza para la seguridad de los estadounidenses.

En la anterior orden, bloqueada en los tribunales, se prohibía de manera indefinida la entrada de refugiados sirios a Estados Unidos, pero esta vez el gobierno de Trump no los mencionó de manera específica y los incluyó con el resto de refugiados, por lo que tendrán prohibida su entrada al país durante ese período.

Los líderes de la oposición demócrata del Congreso de Estados Unidos, el senador Chuck Schumer y la representante Nancy Pelosi, reprobaron el nuevo decreto migratorio emitido por el presidente Donald Trump, e insistieron en que se trata igualmente de "una prohibición" discriminatoria aunque esté "diluida".