El misterio envuelve a la comunidad científica china. Nadie se explica cómo, después de más de 2.000 años, una momia permanece en perfecto estado de conservación. Incluso, mantiene el pelo y las pestañas y hasta se pudo saber qué tipo de sangre tiene.

Pese a las dudas, este buen estado es el que les permitió a los arqueólogos sacar algunas conclusiones, como que se trató de una mujer obesa que sufría problemas de espalda debido a su excesivo peso; que padecía afecciones en el corazón, el hígado, complicaciones respiratorias, diabetes y hasta piedras en un riñón.

Lograron determinar que su muerte fue producto de un ataque al corazón, cuando tenía 50 años, por lo que se lo considera como el primer infarto registrado en la historia. El cadáver momificado habilitó a los investigadores a determinar que lo último que comió Xin Zhui fue melón y que tenía sangre Tipo A.